Chontal
Era una de esas mañanas frías,
cuando Nacasquemetl se levantó para realizar sus ritos sagrados para agradecerle
al Dios Sol por un día más de vida. No lograba entender lo que le había
sucedido a su tribu Chontal. Había sido dominada por una de esas tribus vecinas
con las que desde hacía mucho tiempo habían estado peleando. Los chontales
habían rechazado muchas veces la invasión de aquellos bravos guerreros que
querían apoderarse del lugar donde vivían,
gracias a las grandes orejas de Nacasquemetl que escuchaba los murmullos
de sus enemigos a grandes distancias, siempre lograban anticipar el ataque de
sus enemigos. Hoy se sentía muy triste y culpable por no haber podido escuchar
a tiempo el murmullo de sus enemigos.
El día de la invasión, Nascasquémetl se encontraba bañando como de
costumbre en su cascada favorita el “Apaxtli”, estaba muy concentrado y
sumergido en la cascada, el ruido que provocaba el agua al caer no dejó que él
escuchara el avance del enemigo. Cuando terminó de bañarse se dirigió hacia el
pueblo, de repente, miro al cielo y vio
humo negro… y lo comprendió todo….
Con paso veloz fue a su choza en busca de sus armas, entró
desesperado a su cuarto, alcanzó a ver que del lado derecho donde se encontraba
su “fogón” estaba su esposa llorando y temblando de miedo, estaba de cuclillas pidiéndole
a sus dioses que detuvieran la masacre que se estaba gestando ante sus ojos, ella no lo
podía creer. Él la abrazó fuerte y le dio un beso en la frente, le dijo que se
fuera de allí y que lo esperara en el cerro del toro hasta que terminara la
batalla, su esposa salió corriendo de la choza, la perdió de vista entre la
multitud que corría asustada.
Casi todas las chozas se estaban
consumiendo por el fuego, la gente salía por todos lados, niños llorando en
busca de sus padres,... Era un caos…
Todos los derechos reservados. Dueño del blog Narrativa.
Todos los derechos reservados. Dueño del blog Narrativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario